Os dejo mi relato basado en nuestra experiencia como familia con un niño con TEA que lejos de tirar la toalla sigue plantado cara y sacando lo mejor de nosotros.
Hace más de dos años un
neurólogo me puso una mochila que pesaba mucho, muchísimo, un diagnóstico
llamado autismo. Desde entonces la llevo puesta siempre, forma parte de mi
vida.
Hoy mentiría si dijera que
ya no me cuesta llevarla, pero he aprendido a repartir bien su peso y la siento
más ligera.
El autismo de Antón va ligado
a otra mochila, un mochilón que compré para llevar todas sus cosas. Salir con
Antón de casa aunque sólo sea una horita ha implicado ir cargada con un
mochilón lleno de todas sus cosas imprescindibles.
Llevamos sus pañales, Antón
no controla esfínteres, no sabe pedir lo que quiere, no sabe decir que necesita
ir al baño. Llevamos sus toallitas porque no soporta sentirse sucio. Llevamos
su cambiador porque no quiere tumbarse en cualquier sitio para poder limpiarlo.
Llevamos una muda completa incluyendo zapatos porque cualquier mancha significa
una rabieta asegurada.
Llevamos su chupete, no me
imagino a Antón sin chupete. En él descarga todos sus nervios, su ansiedad, sus
desconsuelos, sus rabietas…
Tenemos varios de repuesto,
llevo en la mochila, en mi bolso, en el bolsillo,…, olvidarnos el chupete
significa la hecatombe.
Llevamos sus puzzles, Antón
solo juega con los puzzles, es su obsesión, si queremos mantenerlo tranquilo 5
minutos necesitamos sus puzzles. El puzzle de los animales y los mapas, el
puzzle de las vocales, el de los números, el de Dora la exploradora…
Llevamos sus cuentos,
siempre los mismos, cuentos de imanes que Antón coloca en línea una y otra vez,
siempre en el mismo orden.
Llevamos su botella de agua
porque Antón no bebe otra cosa aunque se muera de sed.
Llevamos sus pictogramas, al
principio los llevamos en un comunicador hecho en casa, una libreta de anillas
donde pegados con velcro van todos los pictogramas que puede usar Antón para
decirnos que quiere ya que Antón no tiene lenguaje verbal. Más tarde
sustituimos la libreta por una tablet con un programa de comunicación con los
pictogramas de Arasaac, el Pictodroid.
Y así nos movemos por el mundo
con su mochilón a cuestas vayamos donde vayamos y siempre controlando el
tiempo.
Pero todo esto ya ha pasado
y hoy dos años después de aquel día en el que un neurólogo me colocó una
mochila que nunca elegí puedo decir que me he olvidado de llevar el mochilón
que si compré yo.
Hoy Antón no necesita
pañales, ni toallitas, ni cambiador. A veces pide pis y otras no, pero con un
poco de control por nuestra parte pasamos los días sin ninguna fuga. Conseguido
con tesón y esfuerzo y sobre todo con mucho refuerzo positivo.
Hace un mes le quitamos el
chupete y aunque la primera semana lo pasó mal, hoy el tema es historia. Y yo
que creía que era misión imposible…Sigue necesitando morder alguna cosa para
descargar su ansiedad pero poco a poco con apoyo conductual positivo vamos
logrando muchas metas.
Hoy juega con un montón de
juguetes, puzzles, coches, casitas, muñecos, bloques, al escondite; le encantan
los cuentos, de toda clase y ha empezado a leer con pictogramas. Tanto en las
terapias, como en el cole, como en casa seguimos unas pautas de intervención en
el juego que han logrado milagros en este tema.
Hoy bebe agua, zumos y a
veces algún refresco, eso si sin burbujas.
Y hoy puedo decir que Antón
habla, si, desde hace casi 3 meses ha arrancado a hablar de una forma
asombrosa. Empezó con alguna palabra suelta, después repitiendo lo que nosotros
le decíamos y ahora de forma totalmente autónoma, con todo el sentido, con un
montón de vocabulario y haciendo frases como si las hubiera dicho siempre estos
últimos años. Utilizando el sistema PECS y aprovechando su fascinación por las
letras hemos trabajado mucho, muchísimo su vocabulario, ayudados con
pictogramas, y otra vez con refuerzo positivo cada vez que mostraba cualquier
mínima intención comunicativa.
Si la primera mochila ya no
pesa tanto, la segunda, la que yo compré, se nos ha quedado muy muy grande.
Ahora podemos salir de casa
sin nada, nos basta simplemente con sus ganas de conocer todo cuanto le rodea,
él pregunta y nosotros respondemos y le contamos lo que sabemos, y él muy
atento sigue procesando todo en su cabeza y así en cualquier momento nos
sorprenderá haciendo mas cosas increíbles.
Espero que os haya gustado, si quieres puedes votar el relato aquí.
Un relato precioso y tu bueno, aunque la mochila a veces pese, siempre salís adelante. Un besazo.
ResponderEliminarMuchas gracias Tamara
EliminarAy Mayka me encanta y me siento tan identificada. Nuestra mochila también se va vaciando y comienzan a aparecer como flores en primavera las palabras, que has repetido tantas veces y ahora surgen espontaneas. Es cierto, es espectacular!!!!!
ResponderEliminarPues si que subidón dan esas primeras palabras que tanto se han hecho de rogar, a seguir así, un besazo Isabel
EliminarEs precioso. Eres un orgullo y un ejemplo de como soportar las "mochilas" que te da la vida. Un bikiño.
ResponderEliminarMe encanta. Nunca dejaremos de luchar!!!
ResponderEliminarPor supuesto hermanita
EliminarPrecioso... sabes que es cierto al final solamente llevaréis una riñonera jja para guardar el móvil.. besos
ResponderEliminarJa ja a este paso seguro, bicos
EliminarMayka...uffff,es que me emociono cada vez que me imagino la voz de Anton...mandame el video por favor¡¡¡¡Precioso,realmente precioso...un besazo,guapa¡¡¡
ResponderEliminarVideo mandado aunque te prometo mas entregas, para ti lo que sea, ya sabes que sois una de mis debilidades
EliminarLo más importante es que poquito a poco, Antón va llevando esa mochila sólo y algo menos cargada!
ResponderEliminarBesiños
Carla
Y mucha culpa la tienes tu, puede que Antón tenga alas pero sin tu ayuda no sabría usarlas. No te imaginas cuanto has aportado y sigues aportando a mi familia. Eres la mejor terapeuta con la que podríamos habernos encontrado. Un besazo enoooooorme.
EliminarIntentaré buscar un huequito Tamara
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